miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Verdad o Mentira?


¿Que pasaría si de repente un día en tu vida normal de adolescente conoces a alguien que te cambia la vida? ¿Y que pasaría si después de conocerlo, de la nada despiertas e un lugar oscuro y al parecer sin salida? ¿Y que de un momento a otro veas al chico que conociste chupándote la sangre?

Según los mitos y leyendas, los vampiros son seres nocturnos que se alimentan de la sangre humana para saciar su hambre. Algunos dicen que los mitos y leyendas salen de hechos que la gente ha visto alguna vez y que nadie cree en esa persona. La existencia de los hombre lobo, vampiros, ángeles o demonios, la mayoría de las personas creen que no existen porque no lo ha visto con sus ojos pero ¿Y si en vez de verlo lo sientes? Sueñas con eso y enseguida piensas que es un sueño o una pesadilla.

|| En lo profundo del alma, hay una luz brillante que refleja el ser, esa luz azul cálida atrae a seres sobrenaturales. Pocos humanos tienen ese maravilloso reflejo azul en su alma pero, por el hecho de tenerlo ya se vuelve peligroso, pueden llegar a perseguir al ser que tenga esa luz cálida para hacerse con ella y alimentarse de esa magnifica fuente, ya que, mientras mas puro sea el corazón portador de esa luz, mas fuerte es la intensidad del poder que guarda. Dicen que las personas que lo llevan consigo, tienen algo diferente. ||

"Eso es solo un mito. Lo sobre natural no existe" 

"El hecho de que tu no creas en lo sobrenatural, no significa que yo lo haga"

¿Comienzo?



Capitulo 1



–¿Dónde estoy? – Mi voz resonaba en las paredes húmedas, como eco. Las gotas de agua se escuchaban correr por las paredes y el suelo estaba realmente viscoso. Tenía Miedo.

No sabia donde estaba o que hacia allí ¿Cómo fue que llegue allí? ¿Quién me llevo? ¿Estoy soñando? Muchas mas preguntas resonaban en mi cabeza y empecé a sentir unas nauseas espantosas. No podía ver absolutamente nada, estaba demasiado oscuro y aunque mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, apenas y podía distinguir la silueta de alguna roca.

Lo último que recuerdo antes de despertar era que estaba parada entre los árboles…


El día estaba soleado, demasiado para mi gusto. Desperté inquieta por un sueño del cual no recuerdo nada. Me duche, me vestí y me puse a limpiar. Era raro pero como estaba de vacaciones no tenía nada que hacer. Hacia un calor insoportable, por un momento pensé que iba a derretirme, puesto que las gotas de sudor empezaban a recorrer mi espalda y pecho. Me tuve que duchar otra vez, para refrescarme. No quería salir de mi habitación ya que era la única con aire acondicionado y, si salía, otra vez la onda de calor me haría sudar hasta deshidratarme. Ya casi pasaban las doce del medio día y no había hecho el almuerzo.

Me quede pensando un buen rato que iba a cocinar, hasta que el teléfono de la casa empezó a sonar, sacándome de mis pensamientos.

–¿Hola? – Pregunte, tomando el teléfono

–¡Elizabeth! – Grito del otro lado del teléfono, obligándome a apartar el mismo de mi oído, ya que me chillo y me dejo una sensación bastante desagradable –¡Por fin contestas el bendito teléfono! –

–Mamá ¿podrías no gritarme? – volví el teléfono a mi y trate de hablar lo mas calmada posible, pero ciertamente me dolía un poco el oído, no es que mi madre tuviera una voz chillona, pero cuando grita es horrible

-¿Por qué no contestabas? Pase toda la mañana tratando de hablar contigo- Menciono, no preocupada. Ella sabía que yo dejaba el móvil por todos lados, y que incluso, olvidaba ponerlo a cargar – ¿Dónde esta tu móvil? –

-Eh… Lo deje por hay. Olvide ponerlo a cargar, lo siento- Reconocí un poco arrepentida. Aunque la verdad no me importaba mucho el hecho de dejarlo tirado por hay… Soy una mala dueña

–Siempre andas olvidándolo ¡Ya tienes quince años carai! ¡Intenta ser mas responsable! – Me dijo, no disgustada, mas bien enojada. Siempre me decía que tenia que ser mas responsable con todo y tenia razón, ya hace poco había cumplido quince, y, aunque no fuera una mujer, debía tomarme las cosas enserio.

Mi madre siempre trabaja. Desde que se divorcio de mi padre, ha estado luchando por mantenernos a mi y a mi hermano como es debido. Aunque, le fallemos en algo, siempre se preocupa por nosotros y no deja de querernos. Además que sabe hacer un montón de cosas, siempre llama la atención de algún hombre en la calle, normal, pues ella es una mujer muy hermosa y apenas tiene cuarenta y dos años, aunque ella se concentra mas que todo en cuidarnos a mi y a mi hermano.

– Lo siento Mamá – Reconocí avergonzada de mi misma. Ella tenia razón y aunque a veces mi orgullo no me dejaba ver lo correcto, sabia que ella tenía razón

– Bueno – suspiro –¿Cómo te sientes? ¿Ya hiciste almuerzo? No podré ir a almorzar. Prepárale algo a tu hermano ¿Vale?– Dijo, le note cierta tristeza en la voz

–Amanda – Dijo alguien del otro lado del teléfono, repitiendo el nombre de mi madre –Hay que llevar los siniestros del señor Jackson – Siguió la voz

– Ah, cierto, ahora voy – Dijo mi madre – Hija, ya te debo dejar. Comete toda la comida ¿si? Por favor, no me des más preocupaciones –

–Vale, lo prometo. Me lo comeré todo – Dije con una pequeña risa y luego ella colgó

Fui a la cocina y decidí preparar un poco de pasta con carne para el almuerzo. No falto poco para que mi hermano mayor David, con una cara no muy buena. Parecía cansado y con mala cara. Suspiro al entrar, coloco su mochila en el sofá y camino hacia la silla del comedor empezando a suspirar una y otra vez. En mi parte yo seguía preparando la carne, que ya casi estaba lista. Empezó a negar con la cabeza y yo lo miraba curiosa, preocupada ¿Qué fue lo que le paso? No me atrevía a preguntar, tal vez no fuese buena idea, pero ya el silencio era bastante incomodo

–Ya casi esta lista – Dije con una pequeña sonrisa, pero el suspiro

–Vale, la espero. ¿Podrías llamarme cuando acabes? Iré a mi habitación a relajarme – Menciono levantándose de la silla

–Espera grandulon – Dije, apague la carne y me acerque a el colocando una mano en su hombro – ¿Qué ha pasado? No tienes buena cara ¿Te sientes mal? –

–Estoy bien Lizzie, tranquila – Dijo, con una sonrisa apagada. Suspire.

Siempre me ha llamado Lizzie, como una abreviación de Elizabeth. Aunque me haya dicho eso, aun me preocupaba su estado. Aunque esta vez fue extrañamente amable, pues siempre era obstinado conmigo. Me acarició la cabeza, y luego fue a su habitación. Aun me quede preocupada por su estado. David era un chico bastante molesto, muy pocas veces era amable conmigo, pero esta vez me preocupaba aunque el quizás lo encontrara molesto. Siempre que intentaba ayudarlo o a darle un consejo se molestaba y me mandaba a callar, luego discutíamos por ello. Siempre igual, pero eso no quitaba que yo lo quisiera mucho, es mi hermano después de todo.

Ya se había cocinado la carne y entonces la serví a la mesa con un jugo se sobre que había en la nevera. Trate de ser lo mas ordenada posible, suspire y sonreí, tal vez eso animara un poco a David

–¡David! ¡Ven a comer! – Dije lo suficientemente alto como para que me escuchará

–¡Voy! – Me respondió

Poco después llego a la mesa, se había cambiado de ropa, llevaba una camiseta sin mangas gris y una bermuda blanca. Se sentó a la mesa, probó la comida y me lanzo una mirada, por un momento pensé que no le gustaba, pero luego empezó a sonreír y a comer mas y mas. Por un momento me dio la sensación de que no había comido en días por la forma en la que devoraba la pasta

–¡Esto esta bueno! – Dijo que casi parecía un niño que comía un dulce

–Gracias – Dije riendo y, luego de unos minutos termino de comer, lo que me sorprendió

–Estuvo bueno ¿Me das mas? – dijo, me mostró su plato vació

–Claro – Reí a carcajadas, tome su plato y le serví más

Dio un grito de emoción, haciendo que yo me emocionara pensado que, el que comiera mi comida lo hiciera sentir mejor. No teníamos una buena relación, pero había ocasiones en los que reíamos y jugábamos juntos. De un momento a otro me di cuenta de que ya había terminado su otro plato. Ya estaba acostumbrada a que el terminara así de la nada, primero que yo. Se me quedo mirando, apoyando la mejilla en su mano, con una sonrisa. Parecía embobado conmigo, pero me miraba con amor fraternal, solo una vez me había mirado así en la vida, no recuerdo porque razón me miro de esa manera, pero se que fue un momento muy bonito entre nosotros. Casi aparto la mirada, pero me gustaba que me mirara así, ya que la mayoría del tiempo que pasábamos juntos en casa, no nos hablábamos durante todo el día o peleábamos, así que esos momentos debía aprovecharlos. Me miraba comer con esa sonrisa, por un largo rato hasta que termine. No sabia si corresponder la mirada o mirar a otro lado, y creo que el se dio cuenta de que no sabia que hacer o pensó que me sentía incomoda, así que se aclaro la garganta y se levanto del comedor

–Gracias por la comida – Dijo

–De nada, si quieres algo mas no dudes en pedírmelo – dije sonriendo y el soltó una pequeña risa

– ¿Desde cuando eres tan servicial? – Pregunto sonriéndome burlonamente

– Desde hace 5 minutos – Le saque la lengua y tome los platos para colocarlos en el fregadero

–Lizzie – dijo David

–¿Si? –

– Te quiero hermanita – Parpadee dos veces y abrí los ojos de par en par ¿A que venia eso? Era la primera vez que me decía eso sin un motivo oculto, o eso pensé. Me dio unas palmaditas en la cabeza y se fue a su habitación.
Luego de que se me paso el “shock”, el que no duro ni 10 segundos, fui a la cocina a lavar los platos que quedaron sucios del almuerzo y luego lo escuche salir cuando ya había terminado. Ni siquiera se despidió cuando se fue, pero no le dije nada. Pasaba la mayor parte del tiempo sola en casa, mi mamá se iba a trabajar y mi hermano salía por allí con sus amigos o se reunía con la banda para hacer ensayos, no se que tanto ensayaban pero siembre iba. Además que estaba de vacaciones, aunque yo lo llamo vagaciones. Mi mamá estaba demasiado ocupada como para llevarnos a mi y a mi hermano a la playa o salir de la ciudad y viajar un poco. A mi hermano no le gustaba llevarme a los ensayos con el porque decía que me portaba como idiota, aunque no era mentira, yo soy una chica demasiado infantil y creo que aun me falta mucho para madurar correctamente, muchas veces me comportaba como una niña malcriada y me molestaba por tonterías pero me gustaba ayudar. Con mi familia yo no me comportaba tan bien… no era porque no los quisiera, era porque me molestaban mucho, no con que bromearan con cosas triviales, si no que me recordaban errores que en el pasado me arrepiento de haber cometido y por ello no me gustaba estar con ellos mucho tiempo

Había pasado la tarde viendo televisión, aburrida sin más nada que hacer. La computadora tenía el monitor dañado y no podía entrar en la lapto de mi hermano porque dejo su cuarto con llave. Ya el sol empezaba a esconderse así que, salí a la plaza,
me puse un gin, una blusa blanca y un suéter negro que se me pegaba al cuerpo y hacia ver mejor mi figura. Me senté en uno de los bancos, mirando el cielo como se oscurecía, las estrellas empezaban salir, una brisa fría hizo que me recorriera un escalofrío por el cuerpo y me abrace a mi misma. Escuche a algunos chicos que llegaban a la plaza, eran un grupo grande de aproximadamente diez chicos, lo que me puso intranquila, no me gustaba estar cerca de muchos chicos porque normalmente me decían cosas bastante indecentes o me silbaban, me avergonzaba mucho. A la mayoría de las chicas les gustaría que le dijeran esas cosas, pero a mi no. No es que no me considerara bonita, pero me sentía extraña y apenada.

–¿Lizzie? – Escuche en el grupo de chicos pero enseguida le reconocí la voz

– Max – Mire hacia el grupo y me levante. Me acerque a la luz de uno de los focos que estaba en la plaza y enseguida empecé a escuchar como hablaban entre ellos, pero no entendía lo que decían

– Hola – Dijo Max

– Hola – Sonreí. Nota como Max se movía por un empujón que le dio uno de los chicos que estaban con el

Max era un chico alto, de cabello negro azabache y ojos castaños claro. Llevaba una sudadera verde unos gin. Se acerco a mi gracias u otro empujón que le dio uno de los chicos que iban con el, les dijo algo que no alcance a escuchar, se volvió hacia mi y se puso la mano detrás de la nuca

– Cuanto tiempo ¿no? – Le dije con una sonrisa

– Si, es cierto. No nos vemos desde que empezaron las vacaciones – Me dijo metiéndose amabas manos en los bolsillos

– ¿Cómo te ha ido? Me dijo Elsie que te fuiste con ella a la playa. Me sorprende un poco que los dejen ir solo a esos lugares públicos – Mencione y creo que el se puso incomodo con mi comentario

–Oh, no – Dijo negando con la cabeza mostrándose un poco nervioso – No fuimos solos. Nos acompaño mi padre y la hermana de Elsie. Nuestras madres no nos dejaron ir solos por miedo a… ya sabes…– Se aclaro la garganta. Pero no entendía a que se refería

–¿A que? – Ladee un poco la cabeza para buscarle la mirada

–Tu entendiste – Desvió la cara hacia un lado –No te hagas la inocente –

–Eh, Max, de verdad no entiendo a que te refieres – Hice que me mirara, coloque mis manos en sus mejillas – Debes ver a quien te hable a la cara  –

–Lo siento – Dijo – ¿De verdad no entiendes a que me refiero? –

–No lo se – Lo solté y ladee la cabeza hacia el otro lado y mi mire fijamente esperando una respuesta

– Pues… – se aclaro la garganta – A que… tuviéramos… – bajo la mirada – Sexo – Dijo un poco incomodo. Me ruborice mucho, no pensé que fuera tan lenta pero en parte me alivie de que no los hubiesen dejado ir solos

–Q-que bueno que no los dejaron ir solos – Dije y el me miro extrañado – No me mires así, sabes bien lo que pienso sobre eso –

–Oh, vamos Lizzie. Somos chicos grandes, no tiene nada de malo que hagamos ese tipo de cosas con nuestras parejas –

– Sabes bien que no es cierto y si es necesario hablare con Elsie ¡Por lo menos esperen hasta los dieciocho! – Alce la voz pero no grite

– Estamos en el siglo veintiuno, eso es de lo más normal – Puso los ojos en blanco y suspiro mirándome como si lo fastidiara

– No lo es, antes no era así. Siempre he pensado que las cosas van de mal en peor ¡A-Además! Te acabo de decir que esperen por lo menos a los dieciocho que su útero este completamente desarrollado ¿Qué pasaría si quedara embarazada? ¡Estaría mal! – Gruñí, estaba un poco roja por hablar de esas cosas pero es que cada vez que salía ese tema con mis amigos de mi edad. En cambio Max se hecho a reír, siempre que me ponía eufórica por esas cosas el se empezaba a reír de mi

–¡Por Dios Lizzie! – Empezó a reír mas alto y sus amigos se acercaban a ver que pasaba y yo me encogí de hombros – Nunca dejare de reír contigo… por eso me gustas – Llevo su mano a mi mejilla y la acarició con suavidad, yo lo mira un poco sorprendida

–¿Qué? – Dije confusa, el aparto su mano de inmediato y se aclaro la garganta

– Me gustas – Repitió mirando hacia otro lado – Pero quiero a Elsie, así que no te hagas ilusiones – Me guiño el ojo, yo sonreí y negué con la cabeza

– Creo que no era yo la que se ilusionaba – Le saque la lengua y de un momento a otro unos chicos se apoyaban en los hombros de Max

–¡He! ¿Cuándo nos presentaras a la preciosura de tu amiga? – Dijo el más alto, era mas alto que Max, de cabello rubio y ojos castaños. Era lindo, pero el de los tres el que mas lindo me parecía era el más pequeño de los tres, el de cabellos más oscuro que el de Max y ojos azules, me quede un poco sorprendida cuando vi sus ojos. Tal vez en estados unidos fuera muy común ver a alguien de ojos de colores, pero en mi país no era así

– Cierto Max ¿Quién es tu amiga? – Dijo el mas pequeño con una voz muy tierna pero no quitaba lo varonil

– ¡He Chicos! – Gruño Max – Dejen ya de molestar ¿si? – ellos se echaron a reír y yo los mire un poco sorprendida. Se disculparon con Max y el se acomodo su sudadera – Ella es Elizabeth, es una amiga de la secundaria. Todos la llamamos Lizzie –

–¡Wow! ¿Cómo es que no la conocía? No olvidaría una cara tan linda – Dijo el de ojos castaños

–Yo tampoco. Apuesto que eres muy popular – Me dijo con amabilidad el chico que me dejo embobada, acaba de notar que apenas era un poco más alto que yo y, aun así era mas pequeño que Max

–Ella no le gusta destacar, por eso cuando va a la secundaria no se arregla tanto como cuando esta en su casa – Dijo Max – Por cierto, este idiota que no para se comerte con los ojos se llama Demián – Señalo al rubio – Y este de aquí es Peter –

Así que el chico de ojos azules se llamaba Peter. Por un momento pensé en el personaje de un libro que acababa de leer, se llamaba igual y creo que tal vez era un poco mas alto. Pero en lo que en verdad se diferenciaban era en que el del libro tenía los ojos verdes.

–Un placer chicos – dije, trate de ser lo mas amable posible

– A ver, es linda y amable – Dijo Demián – Elsie solo es linda, no es amable –

– No la conoces de verdad – Dije yo en defensa de Elsie – Somos amigas desde que tengo memoria, te aseguro que es una gran persona – Asentí. Elsie era mi mejor amiga, ella era una rubia de ojos azules, aunque lo rubia era artificial. Su cabello natural es castaño medio – Solo que es muy tímida y se oculta bajo la mascara de una chica arrogante, pero nunca le haría daño a nadie –

–Es cierto –Dijo Max pensativo – Pero… ¿A que viene Elsie en esta conversación – Preguntó. Ahora que lo pensaba, la había nombrado de la nada

– Fácil mi amigo – Dijo Demián rodeando a Max por el cuello con su brazo – Elizabeth es mejor que Elsie y ya que tu no la quieres, yo si –

– ¿Qué? – Mire a Demián sorprendida. Y me di cuenta de que no fui la única que lo miro, Max y Peter lo miraron extrañados… ¿Demián se me confeso?

–Eso ha sido inesperado – Dijo Peter

–Muy inesperado – Dijo Max

Por otro lado yo me sentía mas incomoda que antes, un chico acabándome de conocer se me confeso. Bien, ya eso era una exageración para mi, Elsie, que es mas linda que yo, nunca le había pasado eso, estaba perpleja

–Entonces ¿Qué dices Lizzie? – Dijo Demián sonriéndome, no se si me sonreía pícaro o ansioso

–Yo… – no sabia que decir, creo que la respuesta era obvia pero estaba nerviosa –Lo siento Demián, pero acabamos de conocernos y créeme. No te gustaría ser novio de una chica como yo –Dije por fin metiendo mis manos en los bolsillos del gin, ya empezaba a sentir frío en las manos

–¿En serio? – Dijo Demián sorprendido – ¿No te parezco un tipo genial?

–Pu-Puede que lo seas – Tartamudee – Pero, no quiero ninguna relación por ahora –

–¿Eres un tipo genial? – preguntaron al mismo tiempo Max y Peter, los que se echaron a reír de Demián

Yo me aleje dos pasos de ellos, con la intención de retirarme pero, no podía irme sin despedirme de Max. Cuando los iba a interrumpir para despedirme un chico alto, incluso más que Demián pero no tanto, se acerco a ellos. Sus ojos eran profundos, eran grises. De cabello negro azabache, despeinado. Su piel era un poco blanca pero no era pálido. Me quede inmóvil cuando cruzamos nuestras miradas, el me quedo viendo unos instantes y luego dirigió su mirada a los chicos que aun reían. El corazón lo tenia a mil, no me asuste, ni me puse nerviosa, no se que hizo que me saltara el corazón de esa manera pero fue justo en el instante en que el y yo cruzamos las miradas. Les dijo algo a Max, Demián y Peter que no alcance a escuchar, Max se despidió con la mano y se fue con el grupo, lo mismo hicieron Demián y Peter, pero el otro chico me volvió a mirar, intente apartar la mirada pero no pude, algo no me dejaba quitar mi vista de el, era realmente atractivo y me parecía un sueño ver a un chico así. Mi respiración se acelero mucho, el corazón me saltaba como loco e incluso deje de notar el frío en mi cuerpo.




Cuando ellos se marcharon y me dejaron a una distancia razonable, pude apartar la mirada de la espalda gruesa y firme del chico, me extrañe ¿Qué era esa sensación que acababa de experimentar? Su mirada profunda me recordaba a…

Por fin volví en mi. Empecé a caminar lejos de la plaza, por entre los árboles que estaban un poco mas allá, donde no había ningún rastro de luz. Mire al cielo contemplando las estrellas, el cielo estaba hermoso es noche.
Me quede contemplándolas un rato mas, antes de volver a mi hogar, pero antes de dar un paso para empezar a caminar de regreso, escuche el sonido de una rama seca. Voltee a ver que era, me asuste un poco, pensé que era un animal, pero luego me paso por la mente un violador. Una silueta varonil salia de entre los árboles, iba a empezar a correr pero mis pies se negaban a moverse. Cuando la silueta se dejo ver, la luz de la luna le iluminaba la cara, aunque nunca había hablado con el, lo reconocí enseguida. Sus ojos grises estaban clavados en mi, me bajo la temperatura y al instante me subió, no podía apartar la vista de el, era como si estuviese hipnotizada por sus ojos.

– Hela – Dijo mirándome fijamente, su voz era profunda y seductora, varonil y autoritaria, su rostro era inexpresivo pero sus ojos me miraban con cariño. No lo entendí ¿A que se refería? ¿Quién era Hela?  ¿Me hablaba a mí? Quería preguntarle pero no me salía la voz – Eres igual a Hela – Dijo otra vez ¿Quién es Hela?

–¿Quien… – por fin me salió la voz – …es Hela? – Me puse inquieta, aunque sus ojos parecían deleitarse con mi voz, sus facciones no reflejaban emoción alguna

– La mujer más maravillosa que he conocido – Se empezó a acercar a mi, quise retroceder, pero mi cuerpo no respondía

–Ya veo – Noté que la voz me temblaba – Debió ser alguien muy especial para ti –

–Lo fue – Asintió y se puso a escasos metros de mi, a una distancia que me hubiese gustado alargar – Que malos modales los míos, disculpa no haberme presentado con los demás – Reconoció – Mi nombre es Alejandro, pero todos me llaman Alex –

– Un placer – Intente mantener la compostura – So-soy Elizabeth… Puedes llamarme Lizzie – Creo que el noto nerviosismo en mi voz, ya que se puso algo tenso

– No te haré daño – Aseguro – No pienses que te seguí, yo suelo venir por aquí –

–Yo también – Dije un poco mas calmada –Vengo todas las noches para ver las estrellas – Creo que estaba mas relajada, cuando dijo que no me haría daño le creí sin mas

–¿Te gusta la noche? – Me pregunto mirando al cielo

–Si, es hermosa – dije haciendo lo mismo que el –Sobre todo porque es como un mundo misterioso para mi –

–Lo es – Sonrió por primera vez desde que lo vi, tenia una sonrisa encantadora y creo que cualquier chica que lo hubiese visto en mi lugar caería rendida ante el – Todo en este mundo esta lleno de misterios – Me miro con la misma sonrisa

–Es cierto – Le correspondí la sonrisa, el corazón latía como loco, pero aun así me sentía a gusto – ¿Ere nuevo por aquí? Nunca te había visto –

–Si, llegue hace unos meses – Dijo Alejandro

–Ya veo – Metí mis manos en los bolsillos otra vez y aparte mi vista de el, creo que me ruborice, sentía la cara caliente –¿Qué edad tiene Alejandro? – Le pregunté curiosa, ya que parecía mucho mas mayor que todos, como unos veintitrés años quizás

– Llámame Ale o Alex, Alejandro suena muy formal – Dijo haciendo un gesto con las manos – Tengo 255 años – Dijo mirando al cielo y luego me miro de reojo para ver mi reacción, lo mire un poco desconcertada y luego supe que era una mentira por la risilla que tuvo al ver mi gesto – ¿Te lo has creído cierto? Solo tengo 22 años, dentro de poco cumpliré los 23 –

– Por un momento si creí lo primero, pero luego supe que era imposible – Le dije y me miro con una sonrisa burlona – ¡Vaya! ¿La pegue? ¿Casi 23? Esas eran mis sospechas pero, no pensé que fuera cierto – No me había dado cuenta que hablábamos normalmente, al principio me había puesto muy nerviosa, pero ahora estaba como si nada. Pero no puedo negar que algo en el me hacia querer mirar sus ojos y no apartar la mirada de ellos, me consumía con su mirada y creo que el lo sabía.

–Lizzie… – Dijo mi nombre con un tono muy seductor, me miro a los ojos y los entrecerró, yo seguí su ejemplo hasta que los cerre.

Alex tenia ganas de abrazarme, lo miraba en sus ojos, no se porque no podía moverme, algo en mi interior se moría por abrazarlo. El se abalanzo sobre mi y me tomo con firmeza, hizo presión y mis senos quedaros subidos en su pecho, me dolían un poco pero lo único que me importaba era sentir el abrazo de Alex. De repente, siento un dolor espantoso que se desvaneció al instante y me entro como una oleada de placer, muchas sensaciones diferentes entraban a mi cuerpo y todas nuevas para mi, al darme cuenta, sentí un liquido espeso que empezaba a correr por mi clavícula y pasaba por uno de mis senos, manchando la blusa blanca de un rojo oscuro. No me había dado cuenta, Alex tenia su cara hundida en mi cuello, el… Me había mordido.