Capitulo 1
–¿Dónde
estoy? – Mi voz resonaba en las paredes húmedas, como eco. Las gotas de agua se
escuchaban correr por las paredes y el suelo estaba realmente viscoso. Tenía
Miedo.
No sabia
donde estaba o que hacia allí ¿Cómo fue que llegue allí? ¿Quién me llevo?
¿Estoy soñando? Muchas mas preguntas resonaban en mi cabeza y empecé a sentir
unas nauseas espantosas. No podía ver absolutamente nada, estaba demasiado
oscuro y aunque mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, apenas y podía
distinguir la silueta de alguna roca.
Lo último
que recuerdo antes de despertar era que estaba parada entre los árboles…
El día
estaba soleado, demasiado para mi gusto. Desperté inquieta por un sueño del
cual no recuerdo nada. Me duche, me vestí y me puse a limpiar. Era raro pero
como estaba de vacaciones no tenía nada que hacer. Hacia un calor insoportable,
por un momento pensé que iba a derretirme, puesto que las gotas de sudor
empezaban a recorrer mi espalda y pecho. Me tuve que duchar otra vez, para
refrescarme. No quería salir de mi habitación ya que era la única con aire
acondicionado y, si salía, otra vez la onda de calor me haría sudar hasta
deshidratarme. Ya casi pasaban las doce del medio día y no había hecho el
almuerzo.
Me quede
pensando un buen rato que iba a cocinar, hasta que el teléfono de la casa
empezó a sonar, sacándome de mis pensamientos.
–¿Hola? –
Pregunte, tomando el teléfono
–¡Elizabeth!
– Grito del otro lado del teléfono, obligándome a apartar el mismo de mi oído,
ya que me chillo y me dejo una sensación bastante desagradable –¡Por fin
contestas el bendito teléfono! –
–Mamá
¿podrías no gritarme? – volví el teléfono a mi y trate de hablar lo mas calmada
posible, pero ciertamente me dolía un poco el oído, no es que mi madre tuviera
una voz chillona, pero cuando grita es horrible
-¿Por qué
no contestabas? Pase toda la mañana tratando de hablar contigo- Menciono, no
preocupada. Ella sabía que yo dejaba el móvil por todos lados, y que incluso,
olvidaba ponerlo a cargar – ¿Dónde esta tu móvil? –
-Eh… Lo
deje por hay. Olvide ponerlo a cargar, lo siento- Reconocí un poco arrepentida.
Aunque la verdad no me importaba mucho el hecho de dejarlo tirado por hay… Soy
una mala dueña
–Siempre
andas olvidándolo ¡Ya tienes quince años carai! ¡Intenta ser mas responsable! –
Me dijo, no disgustada, mas bien enojada. Siempre me decía que tenia que ser
mas responsable con todo y tenia razón, ya hace poco había cumplido quince, y,
aunque no fuera una mujer, debía tomarme las cosas enserio.
Mi madre
siempre trabaja. Desde que se divorcio de mi padre, ha estado luchando por
mantenernos a mi y a mi hermano como es debido. Aunque, le fallemos en algo,
siempre se preocupa por nosotros y no deja de querernos. Además que sabe hacer
un montón de cosas, siempre llama la atención de algún hombre en la calle,
normal, pues ella es una mujer muy hermosa y apenas tiene cuarenta y dos años,
aunque ella se concentra mas que todo en cuidarnos a mi y a mi hermano.
– Lo siento
Mamá – Reconocí avergonzada de mi misma. Ella tenia razón y aunque a veces mi
orgullo no me dejaba ver lo correcto, sabia que ella tenía razón
– Bueno –
suspiro –¿Cómo te sientes? ¿Ya hiciste almuerzo? No podré ir a almorzar.
Prepárale algo a tu hermano ¿Vale?– Dijo, le note cierta tristeza en la voz
–Amanda –
Dijo alguien del otro lado del teléfono, repitiendo el nombre de mi madre –Hay
que llevar los siniestros del señor Jackson – Siguió la voz
– Ah,
cierto, ahora voy – Dijo mi madre – Hija, ya te debo dejar. Comete toda la
comida ¿si? Por favor, no me des más preocupaciones –
–Vale, lo
prometo. Me lo comeré todo – Dije con una pequeña risa y luego ella colgó
Fui a la
cocina y decidí preparar un poco de pasta con carne para el almuerzo. No falto
poco para que mi hermano mayor David, con una cara no muy buena. Parecía
cansado y con mala cara. Suspiro al entrar, coloco su mochila en el sofá y
camino hacia la silla del comedor empezando a suspirar una y otra vez. En mi
parte yo seguía preparando la carne, que ya casi estaba lista. Empezó a negar
con la cabeza y yo lo miraba curiosa, preocupada ¿Qué fue lo que le paso? No me
atrevía a preguntar, tal vez no fuese buena idea, pero ya el silencio era
bastante incomodo
–Ya casi
esta lista – Dije con una pequeña sonrisa, pero el suspiro
–Vale, la
espero. ¿Podrías llamarme cuando acabes? Iré a mi habitación a relajarme –
Menciono levantándose de la silla
–Espera
grandulon – Dije, apague la carne y me acerque a el colocando una mano en su
hombro – ¿Qué ha pasado? No tienes buena cara ¿Te sientes mal? –
–Estoy bien
Lizzie, tranquila – Dijo, con una sonrisa apagada. Suspire.
Siempre me
ha llamado Lizzie, como una abreviación de Elizabeth. Aunque me haya dicho eso,
aun me preocupaba su estado. Aunque esta vez fue extrañamente amable, pues
siempre era obstinado conmigo. Me acarició la cabeza, y luego fue a su
habitación. Aun me quede preocupada por su estado. David era un chico bastante
molesto, muy pocas veces era amable conmigo, pero esta vez me preocupaba aunque
el quizás lo encontrara molesto. Siempre que intentaba ayudarlo o a darle un
consejo se molestaba y me mandaba a callar, luego discutíamos por ello. Siempre
igual, pero eso no quitaba que yo lo quisiera mucho, es mi hermano después de
todo.
Ya se había
cocinado la carne y entonces la serví a la mesa con un jugo se sobre que había
en la nevera. Trate de ser lo mas ordenada posible, suspire y sonreí, tal vez
eso animara un poco a David
–¡David!
¡Ven a comer! – Dije lo suficientemente alto como para que me escuchará
–¡Voy! – Me
respondió
Poco
después llego a la mesa, se había cambiado de ropa, llevaba una camiseta sin
mangas gris y una bermuda blanca. Se sentó a la mesa, probó la comida y me
lanzo una mirada, por un momento pensé que no le gustaba, pero luego empezó a
sonreír y a comer mas y mas. Por un momento me dio la sensación de que no había
comido en días por la forma en la que devoraba la pasta
–¡Esto esta
bueno! – Dijo que casi parecía un niño que comía un dulce
–Gracias –
Dije riendo y, luego de unos minutos termino de comer, lo que me sorprendió
–Estuvo
bueno ¿Me das mas? – dijo, me mostró su plato vació
–Claro –
Reí a carcajadas, tome su plato y le serví más
Dio un
grito de emoción, haciendo que yo me emocionara pensado que, el que comiera mi
comida lo hiciera sentir mejor. No teníamos una buena relación, pero había
ocasiones en los que reíamos y jugábamos juntos. De un momento a otro me di
cuenta de que ya había terminado su otro plato. Ya estaba acostumbrada a que el
terminara así de la nada, primero que yo. Se me quedo mirando, apoyando la
mejilla en su mano, con una sonrisa. Parecía embobado conmigo, pero me miraba
con amor fraternal, solo una vez me había mirado así en la vida, no recuerdo
porque razón me miro de esa manera, pero se que fue un momento muy bonito entre
nosotros. Casi aparto la mirada, pero me gustaba que me mirara así, ya que la
mayoría del tiempo que pasábamos juntos en casa, no nos hablábamos durante todo
el día o peleábamos, así que esos momentos debía aprovecharlos. Me miraba comer
con esa sonrisa, por un largo rato hasta que termine. No sabia si corresponder
la mirada o mirar a otro lado, y creo que el se dio cuenta de que no sabia que
hacer o pensó que me sentía incomoda, así que se aclaro la garganta y se
levanto del comedor
–Gracias
por la comida – Dijo
–De nada,
si quieres algo mas no dudes en pedírmelo – dije sonriendo y el soltó una
pequeña risa
– ¿Desde
cuando eres tan servicial? – Pregunto sonriéndome burlonamente
– Desde
hace 5 minutos – Le saque la lengua y tome los platos para colocarlos en el
fregadero
–Lizzie –
dijo David
–¿Si? –
– Te quiero
hermanita – Parpadee dos veces y abrí los ojos de par en par ¿A que venia eso?
Era la primera vez que me decía eso sin un motivo oculto, o eso pensé. Me dio
unas palmaditas en la cabeza y se fue a su habitación.
Luego de
que se me paso el “shock”, el que no duro ni 10 segundos, fui a la cocina a
lavar los platos que quedaron sucios del almuerzo y luego lo escuche salir
cuando ya había terminado. Ni siquiera se despidió cuando se fue, pero no le
dije nada. Pasaba la mayor parte del tiempo sola en casa, mi mamá se iba a
trabajar y mi hermano salía por allí con sus amigos o se reunía con la banda
para hacer ensayos, no se que tanto ensayaban pero siembre iba. Además que
estaba de vacaciones, aunque yo lo llamo vagaciones. Mi mamá estaba demasiado
ocupada como para llevarnos a mi y a mi hermano a la playa o salir de la ciudad
y viajar un poco. A mi hermano no le gustaba llevarme a los ensayos con el
porque decía que me portaba como idiota, aunque no era mentira, yo soy una
chica demasiado infantil y creo que aun me falta mucho para madurar
correctamente, muchas veces me comportaba como una niña malcriada y me
molestaba por tonterías pero me gustaba ayudar. Con mi familia yo no me
comportaba tan bien… no era porque no los quisiera, era porque me molestaban
mucho, no con que bromearan con cosas triviales, si no que me recordaban
errores que en el pasado me arrepiento de haber cometido y por ello no me
gustaba estar con ellos mucho tiempo
Había
pasado la tarde viendo televisión, aburrida sin más nada que hacer. La
computadora tenía el monitor dañado y no podía entrar en la lapto de mi hermano
porque dejo su cuarto con llave. Ya el sol empezaba a esconderse así que, salí
a la plaza,
me puse un
gin, una blusa blanca y un suéter negro que se me pegaba al cuerpo y hacia ver
mejor mi figura. Me senté en uno de los bancos, mirando el cielo como se
oscurecía, las estrellas empezaban salir, una brisa fría hizo que me recorriera
un escalofrío por el cuerpo y me abrace a mi misma. Escuche a algunos chicos que
llegaban a la plaza, eran un grupo grande de aproximadamente diez chicos, lo
que me puso intranquila, no me gustaba estar cerca de muchos chicos porque
normalmente me decían cosas bastante indecentes o me silbaban, me avergonzaba
mucho. A la mayoría de las chicas les gustaría que le dijeran esas cosas, pero
a mi no. No es que no me considerara bonita, pero me sentía extraña y apenada.
–¿Lizzie? –
Escuche en el grupo de chicos pero enseguida le reconocí la voz
– Max – Mire
hacia el grupo y me levante. Me acerque a la luz de uno de los focos que estaba
en la plaza y enseguida empecé a escuchar como hablaban entre ellos, pero no
entendía lo que decían
– Hola –
Dijo Max
– Hola –
Sonreí. Nota como Max se movía por un empujón que le dio uno de los chicos que
estaban con el
Max era un
chico alto, de cabello negro azabache y ojos castaños claro. Llevaba una
sudadera verde unos gin. Se acerco a mi gracias u otro empujón que le dio uno
de los chicos que iban con el, les dijo algo que no alcance a escuchar, se
volvió hacia mi y se puso la mano detrás de la nuca
– Cuanto
tiempo ¿no? – Le dije con una sonrisa
– Si, es
cierto. No nos vemos desde que empezaron las vacaciones – Me dijo metiéndose
amabas manos en los bolsillos
– ¿Cómo te
ha ido? Me dijo Elsie que te fuiste con ella a la playa. Me sorprende un poco
que los dejen ir solo a esos lugares públicos – Mencione y creo que el se puso
incomodo con mi comentario
–Oh, no –
Dijo negando con la cabeza mostrándose un poco nervioso – No fuimos solos. Nos
acompaño mi padre y la hermana de Elsie. Nuestras madres no nos dejaron ir
solos por miedo a… ya sabes…– Se aclaro la garganta. Pero no entendía a que se refería
–¿A que? –
Ladee un poco la cabeza para buscarle la mirada
–Tu entendiste
– Desvió la cara hacia un lado –No te hagas la inocente –
–Eh, Max,
de verdad no entiendo a que te refieres – Hice que me mirara, coloque mis manos
en sus mejillas – Debes ver a quien te hable a la cara –
–Lo siento
– Dijo – ¿De verdad no entiendes a que me refiero? –
–No lo se –
Lo solté y ladee la cabeza hacia el otro lado y mi mire fijamente esperando una
respuesta
– Pues… –
se aclaro la garganta – A que… tuviéramos… – bajo la mirada – Sexo – Dijo un
poco incomodo. Me ruborice mucho, no pensé que fuera tan lenta pero en parte me
alivie de que no los hubiesen dejado ir solos
–Q-que
bueno que no los dejaron ir solos – Dije y el me miro extrañado – No me mires
así, sabes bien lo que pienso sobre eso –
–Oh, vamos
Lizzie. Somos chicos grandes, no tiene nada de malo que hagamos ese tipo de
cosas con nuestras parejas –
– Sabes
bien que no es cierto y si es necesario hablare con Elsie ¡Por lo menos esperen
hasta los dieciocho! – Alce la voz pero no grite
– Estamos
en el siglo veintiuno, eso es de lo más normal – Puso los ojos en blanco y
suspiro mirándome como si lo fastidiara
– No lo es,
antes no era así. Siempre he pensado que las cosas van de mal en peor
¡A-Además! Te acabo de decir que esperen por lo menos a los dieciocho que su
útero este completamente desarrollado ¿Qué pasaría si quedara embarazada?
¡Estaría mal! – Gruñí, estaba un poco roja por hablar de esas cosas pero es que
cada vez que salía ese tema con mis amigos de mi edad. En cambio Max se hecho a
reír, siempre que me ponía eufórica por esas cosas el se empezaba a reír de mi
–¡Por Dios
Lizzie! – Empezó a reír mas alto y sus amigos se acercaban a ver que pasaba y
yo me encogí de hombros – Nunca dejare de reír contigo… por eso me gustas –
Llevo su mano a mi mejilla y la acarició con suavidad, yo lo mira un poco
sorprendida
–¿Qué? –
Dije confusa, el aparto su mano de inmediato y se aclaro la garganta
– Me gustas
– Repitió mirando hacia otro lado – Pero quiero a Elsie, así que no te hagas
ilusiones – Me guiño el ojo, yo sonreí y negué con la cabeza
– Creo que
no era yo la que se ilusionaba – Le saque la lengua y de un momento a otro unos
chicos se apoyaban en los hombros de Max
–¡He!
¿Cuándo nos presentaras a la preciosura de tu amiga? – Dijo el más alto, era
mas alto que Max, de cabello rubio y ojos castaños. Era lindo, pero el de los
tres el que mas lindo me parecía era el más pequeño de los tres, el de cabellos
más oscuro que el de Max y ojos azules, me quede un poco sorprendida cuando vi
sus ojos. Tal vez en estados unidos fuera muy común ver a alguien de ojos de
colores, pero en mi país no era así
– Cierto
Max ¿Quién es tu amiga? – Dijo el mas pequeño con una voz muy tierna pero no
quitaba lo varonil
– ¡He
Chicos! – Gruño Max – Dejen ya de molestar ¿si? – ellos se echaron a reír y yo
los mire un poco sorprendida. Se disculparon con Max y el se acomodo su
sudadera – Ella es Elizabeth, es una amiga de la secundaria. Todos la llamamos
Lizzie –
–¡Wow!
¿Cómo es que no la conocía? No olvidaría una cara tan linda – Dijo el de ojos
castaños
–Yo
tampoco. Apuesto que eres muy popular – Me dijo con amabilidad el chico que me
dejo embobada, acaba de notar que apenas era un poco más alto que yo y, aun así
era mas pequeño que Max
–Ella no le
gusta destacar, por eso cuando va a la secundaria no se arregla tanto como
cuando esta en su casa – Dijo Max – Por cierto, este idiota que no para se
comerte con los ojos se llama Demián – Señalo al rubio – Y este de aquí es Peter
–
Así que el
chico de ojos azules se llamaba Peter. Por un momento pensé en el personaje de
un libro que acababa de leer, se llamaba igual y creo que tal vez era un poco
mas alto. Pero en lo que en verdad se diferenciaban era en que el del libro tenía
los ojos verdes.
–Un placer
chicos – dije, trate de ser lo mas amable posible
– A ver, es
linda y amable – Dijo Demián – Elsie solo es linda, no es amable –
– No la
conoces de verdad – Dije yo en defensa de Elsie – Somos amigas desde que tengo
memoria, te aseguro que es una gran persona – Asentí. Elsie era mi mejor amiga,
ella era una rubia de ojos azules, aunque lo rubia era artificial. Su cabello
natural es castaño medio – Solo que es muy tímida y se oculta bajo la mascara
de una chica arrogante, pero nunca le haría daño a nadie –
–Es cierto
–Dijo Max pensativo – Pero… ¿A que viene Elsie en esta conversación – Preguntó.
Ahora que lo pensaba, la había nombrado de la nada
– Fácil mi
amigo – Dijo Demián rodeando a Max por el cuello con su brazo – Elizabeth es
mejor que Elsie y ya que tu no la quieres, yo si –
– ¿Qué? –
Mire a Demián sorprendida. Y me di cuenta de que no fui la única que lo miro,
Max y Peter lo miraron extrañados… ¿Demián se me confeso?
–Eso ha
sido inesperado – Dijo Peter
–Muy
inesperado – Dijo Max
Por otro
lado yo me sentía mas incomoda que antes, un chico acabándome de conocer se me
confeso. Bien, ya eso era una exageración para mi, Elsie, que es mas linda que
yo, nunca le había pasado eso, estaba perpleja
–Entonces
¿Qué dices Lizzie? – Dijo Demián sonriéndome, no se si me sonreía pícaro o ansioso
–Yo… – no
sabia que decir, creo que la respuesta era obvia pero estaba nerviosa –Lo
siento Demián, pero acabamos de conocernos y créeme. No te gustaría ser novio
de una chica como yo –Dije por fin metiendo mis manos en los bolsillos del gin,
ya empezaba a sentir frío en las manos
–¿En serio?
– Dijo Demián sorprendido – ¿No te parezco un tipo genial?
–Pu-Puede
que lo seas – Tartamudee – Pero, no quiero ninguna relación por ahora –
–¿Eres un
tipo genial? – preguntaron al mismo tiempo Max y Peter, los que se echaron a
reír de Demián
Yo me aleje
dos pasos de ellos, con la intención de retirarme pero, no podía irme sin
despedirme de Max. Cuando los iba a interrumpir para despedirme un chico alto,
incluso más que Demián pero no tanto, se acerco a ellos. Sus ojos eran
profundos, eran grises. De cabello negro azabache, despeinado. Su piel era un
poco blanca pero no era pálido. Me quede inmóvil cuando cruzamos nuestras
miradas, el me quedo viendo unos instantes y luego dirigió su mirada a los
chicos que aun reían. El corazón lo tenia a mil, no me asuste, ni me puse
nerviosa, no se que hizo que me saltara el corazón de esa manera pero fue justo
en el instante en que el y yo cruzamos las miradas. Les dijo algo a Max, Demián
y Peter que no alcance a escuchar, Max se despidió con la mano y se fue con el
grupo, lo mismo hicieron Demián y Peter, pero el otro chico me volvió a mirar, intente
apartar la mirada pero no pude, algo no me dejaba quitar mi vista de el, era
realmente atractivo y me parecía un sueño ver a un chico así. Mi respiración se
acelero mucho, el corazón me saltaba como loco e incluso deje de notar el frío
en mi cuerpo.
Cuando
ellos se marcharon y me dejaron a una distancia razonable, pude apartar la
mirada de la espalda gruesa y firme del chico, me extrañe ¿Qué era esa
sensación que acababa de experimentar? Su mirada profunda me recordaba a…
Por fin
volví en mi. Empecé a caminar lejos de la plaza, por entre los árboles que
estaban un poco mas allá, donde no había ningún rastro de luz. Mire al cielo
contemplando las estrellas, el cielo estaba hermoso es noche.
Me quede
contemplándolas un rato mas, antes de volver a mi hogar, pero antes de dar un
paso para empezar a caminar de regreso, escuche el sonido de una rama seca.
Voltee a ver que era, me asuste un poco, pensé que era un animal, pero luego me
paso por la mente un violador. Una silueta varonil salia de entre los árboles,
iba a empezar a correr pero mis pies se negaban a moverse. Cuando la silueta se
dejo ver, la luz de la luna le iluminaba la cara, aunque nunca había hablado
con el, lo reconocí enseguida. Sus ojos grises estaban clavados en mi, me bajo
la temperatura y al instante me subió, no podía apartar la vista de el, era
como si estuviese hipnotizada por sus ojos.
– Hela –
Dijo mirándome fijamente, su voz era profunda y seductora, varonil y
autoritaria, su rostro era inexpresivo pero sus ojos me miraban con cariño. No
lo entendí ¿A que se refería? ¿Quién era Hela?
¿Me hablaba a mí? Quería preguntarle pero no me salía la voz – Eres igual
a Hela – Dijo otra vez ¿Quién es Hela?
–¿Quien… –
por fin me salió la voz – …es Hela? – Me puse inquieta, aunque sus ojos
parecían deleitarse con mi voz, sus facciones no reflejaban emoción alguna
– La mujer más
maravillosa que he conocido – Se empezó a acercar a mi, quise retroceder, pero
mi cuerpo no respondía
–Ya veo –
Noté que la voz me temblaba – Debió ser alguien muy especial para ti –
–Lo fue –
Asintió y se puso a escasos metros de mi, a una distancia que me hubiese
gustado alargar – Que malos modales los míos, disculpa no haberme presentado
con los demás – Reconoció – Mi nombre es Alejandro, pero todos me llaman Alex –
– Un placer
– Intente mantener la compostura – So-soy Elizabeth… Puedes llamarme Lizzie –
Creo que el noto nerviosismo en mi voz, ya que se puso algo tenso
– No te haré
daño – Aseguro – No pienses que te seguí, yo suelo venir por aquí –
–Yo también
– Dije un poco mas calmada –Vengo todas las noches para ver las estrellas –
Creo que estaba mas relajada, cuando dijo que no me haría daño le creí sin mas
–¿Te gusta
la noche? – Me pregunto mirando al cielo
–Si, es
hermosa – dije haciendo lo mismo que el –Sobre todo porque es como un mundo
misterioso para mi –
–Lo es –
Sonrió por primera vez desde que lo vi, tenia una sonrisa encantadora y creo
que cualquier chica que lo hubiese visto en mi lugar caería rendida ante el –
Todo en este mundo esta lleno de misterios – Me miro con la misma sonrisa
–Es cierto
– Le correspondí la sonrisa, el corazón latía como loco, pero aun así me sentía
a gusto – ¿Ere nuevo por aquí? Nunca te había visto –
–Si, llegue
hace unos meses – Dijo Alejandro
–Ya veo –
Metí mis manos en los bolsillos otra vez y aparte mi vista de el, creo que me
ruborice, sentía la cara caliente –¿Qué edad tiene Alejandro? – Le pregunté
curiosa, ya que parecía mucho mas mayor que todos, como unos veintitrés años
quizás
– Llámame
Ale o Alex, Alejandro suena muy formal – Dijo haciendo un gesto con las manos –
Tengo 255 años – Dijo mirando al cielo y luego me miro de reojo para ver mi
reacción, lo mire un poco desconcertada y luego supe que era una mentira por la
risilla que tuvo al ver mi gesto – ¿Te lo has creído cierto? Solo tengo 22
años, dentro de poco cumpliré los 23 –
– Por un
momento si creí lo primero, pero luego supe que era imposible – Le dije y me
miro con una sonrisa burlona – ¡Vaya! ¿La pegue? ¿Casi 23? Esas eran mis
sospechas pero, no pensé que fuera cierto – No me había dado cuenta que
hablábamos normalmente, al principio me había puesto muy nerviosa, pero ahora
estaba como si nada. Pero no puedo negar que algo en el me hacia querer mirar
sus ojos y no apartar la mirada de ellos, me consumía con su mirada y creo que
el lo sabía.
–Lizzie… –
Dijo mi nombre con un tono muy seductor, me miro a los ojos y los entrecerró, yo
seguí su ejemplo hasta que los cerre.
Alex tenia
ganas de abrazarme, lo miraba en sus ojos, no se porque no podía moverme, algo en mi interior se moría por abrazarlo. El
se abalanzo sobre mi y me tomo con firmeza, hizo presión y mis senos quedaros subidos
en su pecho, me dolían un poco pero lo único que me importaba era sentir el
abrazo de Alex. De repente, siento un dolor espantoso que se desvaneció al
instante y me entro como una oleada de placer, muchas sensaciones diferentes
entraban a mi cuerpo y todas nuevas para mi, al darme cuenta, sentí un liquido
espeso que empezaba a correr por mi clavícula y pasaba por uno de mis senos,
manchando la blusa blanca de un rojo oscuro. No me había dado cuenta, Alex
tenia su cara hundida en mi cuello, el… Me había mordido.